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El arte de la indumentaria y

          la moda en México  

Por Karla Martínez

Foto: Fomento Cultural Banamex

El pasado 4 de mayo se presentó por primera vez una exposición que revisa 75 años de la historia de la moda en nuestro país en la cual se conjuntaron dos de los temas principales: el diseño de moda y el arte popular mexicano. Dicha exhibición lleva el nombre de “El arte de la indumentaria y la moda en México. 1940-2015” y fue organizada por el Fomento Cultural Banamex, la Secretaría de Cultura, el Palacio de Hierro y la revista Vogue.

 

Esta muestra fue el resultado de un programa de investigación el cual se muestra en 225 maniquíes con vestidos y conjuntos completos con más de 400 piezas de 100 colecciones particulares y públicas de casas de moda y diseñadores mexicanos. La unión de la indumentaria y la de alta costura se dio por medio de una gran pasarela de diseñadores de la talla de Ramón Valdiosera, Pedro Loredo, Armando Mafud, Lydia Lavín, Pineda Covalín, Macario Jiménez, entre otros, que han marcado tendencia y generado una moda nacional; a la vez se ve la relación de la influencia de los símbolos nacionales que han buscado apropiarse de las tendencias internacionales.

Vestido: Armando Mafud

 

Vestido: Pedro Loredo

 

Vestido: Henri de Chatillon

 

El Palacio de Iturbide se ha vestido con sus mejores galas para recibir a miles de personas que entran a la primera exposición en donde se reúnen un gran número de prendas impregnadas de varios años de historia. En esta ocasión la indumentaria indígena y la moda contemporánea van de la mano; no hay separación entre ellas pues coexisten además de que conforman la riqueza mestiza que da vida a la actual sociedad mexicana.

 

Bordados y pinturas a mano, lentejuelas e incrustaciones de diamante, textiles sedosos y vestidos ampones, encaje y telas finas que enfundan todo un museo que, en conjunto, forman un mismo objetivo mostrar el talento nacional dentro del mundo de la moda.

Vestido: Armando Mafud

 

Vestido: Mitzy

 

Es 1940, fecha donde la moda mexicana dio un giro inesperado. Diseñadores como Armando Valdés Paeza, Ramón Valdiosera y Henri de Chatillon generaron cierta polémica al discutir si en México podría existir moda o no. Valdiosera defendió la capacidad y la calidad de trabajo que se podría realizar en México, sin embargo, Valdés Paeza y de Chatillon negaron que pudiera existir una cultura elegante y refinada para consolidar una moda en el país.

 

Las apuestas por una industria de la moda se descocieron con esas declaraciones, por lo que la gente quería comprar ropa pero que fuera del extranjero. En 1950 las cosas habían tomado un poco más de calma y con la llegada de la etapa del “desarrollo estabilizador”, la tienda departamental El Palacio de Hierro obtuvo licencia para cortar en México los patrones de Chrsitian Dior. En esa misma época, los diseñadores mexicanos crearon vestimentas inspiradas en las tendencias mundiales pero sin dejar de lado las referencias de la iconografía mexicana. El factor extra que modificó el estilo fue el glamour que tuvo el cine mexicano por la aparición de divas como María Félix y Dolores del Río.

Los 60 no se quedaron atrás con nuevas formas de moda. La apertura de corredores de boutiques en la Zona Rosa y la llegada de los Juegos Olímpicos fueron parte esencial para promover la propuesta de diseño mexicana. Era momento de que la gente lejos de las fronteras volteara a ver lo hecho en México. Con esos cambios, el país se llenó de trazos fértiles para el diálogo entre la moda, la música, el arte, el cine, el diseño y la literatura.

 

El apoyo a lo nacional fue haciéndose más fuerte. Las políticas públicas y comerciales en los años 70 se orientaron hacia una economía cerrada por lo que lo hecho en el país se privilegió. El ámbito de la moda se convirtió en una búsqueda constante de identidad y de nuevos mercados y foros profesionales. Tanto El Palacio de Hierro como el Puerto de Liverpool apoyaron a diseñadores nacionales.

El tiempo trajo consigo grandes proyectos al país. Vogue México apareció en 1980 y con esto se marcó el surgimiento de publicaciones nacionales e internacionales como Cosmopolitan y Vanidades. Esa época estuvo llena de estilo y tendencias que, a la fecha, siguen siendo consideradas como una apertura dentro del mundo de la moda.

 

1990 llegó con el Tratado de Libre Comercio, el cual abrió las puertas a las importaciones y generó gran competencia dentro de la industria de la moda; problemática a la cual no estaban acostumbrados. Dentro de la lucha por sobresalir frente a lo internacional, muchos diseñadores descocieron sus sueños y lanzaron sus últimas puntadas a su carrera pues pocos sobrevivieron al nuevo mercado.

En esa época se tuvo que consolidar al diseñador como una entidad creativa para mostrar su trabajo en distintas plataformas. Colonias como la Condesa y la Roma fueron puntos clave para que el talento nacional volviera a despegar entre los obstáculos de la moda extranjera.

 

En la actualidad, internet se convirtió un básico para poder funcionar dentro de la moda. La industria dio un giro con las nuevas tecnologías de comunicación pues ahora era posible conocer las tendencias y colecciones de pasarelas mundiales en tan sólo un clic. A la vez, los mismos diseñadores mexicanos optaron por presentar su trabajo por medio de plataformas como Google Plus Fashion México, por lo que muchos creadores decidieron convertirse en productores y empresarios de su propia marca.

 

“La moda en México es hoy una realidad que está además en pleno crecimiento. Es necesario entenderla no sólo como un fenómeno social o de mercado, sino como una parte esencial de la cultura nacional”, palabras que se quedaron grabadas en las entrañas del recinto que albergará hasta agosto esta exposición.

Fotos por Karla Martínez

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